miércoles, 16 de marzo de 2016

¿Depresión postparto masculina o trastorno adaptativo?


La mayoría de la población desconoce esto. 
Seguramente si eres mujer habrás escuchado el término depresión post parto en la mujer y casi acertaría a pensar que lo creías exclusivo de género femenino. 
Es más, habrá quien lo tome a broma como si esto fuera un chiste, quien se sentirá ofendida pensando cómo va a sufrir un hombre la depresión post parto si él no ha parido, y más aún si el peso del cuidado del bebé ha sido casi exclusivamente materno.
La verdad que no necesitas ser ni hombre, ni mujer, ni siquiera profesional de la salud, para ignorar esto, de hecho, muchos de nosotros lo desconocíamos hasta que algunos hombres se han atrevido a confesarlo. Incluso revistas científicas como MEDLINE PLUS, define la depresión
post parto como una depresión de moderada a intensa en “una mujer” después de que ha dado a luz. Podría diferenciarse del trastorno adaptativo en que fundamentalmente, éste se considera como dificultades a la hora de enfrentarse a situaciones inesperadas muy
estresantes, lo que conlleva una connotación negativa que nadie relaciona con la felicidad socialmente idealizada que se siente con la llegada de un bebé.
El papel de los hombres en la crianza de los hijos ha variado en las últimas décadas. 
Su implicación es cada vez mayor, aunque sigue frenada por obstáculos como la poca flexibilidad de las empresas a la hora de conciliar y el escaso permiso de paternidad. De hecho, si los hombres pudieran disfrutar de un permiso de paternidad igualado al de la mujer, las empresas no discriminarían por razón de género a la hora de contratar a un candidato y valorarían exclusivamente por su capacidad.
A pesar de ello, la mujer sigue sufriendo fuertes desigualdades en el ámbito familiar, y como no, en el laboral, el educativo y el político. 
No pretendemos abrir un debate sexista en este campo, sino reconocer los lentos y progresivos cambios que se están dando y que, de seguir en esta línea, derivará en una sociedad de valores más igualitarios.
Y a igualdad de obligaciones en el cuidado de los hijos, igualdad de trastornos asociados a ello.
Aquí es donde cabe el término de depresión post parto masculina.
Aún hoy se desconocen las causas exactas que provocan esta alteración del estado del ánimo en las mujeres y más aún en los hombres. Siempre se ha centrado su explicación en los factores hormonales de la mujer, pero cada vez está más claro que también influyen otros factores como los cambios en las relaciones laborales, sociales y personales; la falta de sueño; las condiciones socio económicas; preocupaciones intensas sobre el nuevo rol a desempeñar    y la nueva responsabilidad adquirida. 
Si bien es cierto que el hombre no experimenta la
alteración hormonal (aunque sí la hay también, aunque diferente, a causa del estrés), todas las demás circunstancias sí puede compartirlas en mayor o menor medida, sumándole a éstas,muchas veces, el desplazamiento que sufre por parte de la mujer que ahora debe y desea estar mucho más centrada en el bebé.
Hoy en día, uno de cada cuatro padres, refleja síntomas de depresión o ansiedad al menos durante el primer año de vida del bebé, y esta cifra aumenta si la mujer la sufre también.
Una diferencia de género, sería la progresividad en la adquisición de estos trastornos en el hombre, frente a la espontaneidad y rápido curso en la mujer. Además, a la mujer no le cuesta reconocer estos sentimientos, mientras que a los hombres aún se siguen resistiendo a
expresar y aceptar sentimientos de tristeza, culpabilidad, frustración o desesperanza. 
Una vez más, la educación en Inteligencia Emocional y Social nos daría herramientas para gestionar eficazmente este torbellino inesperado de emociones que surge con el nacimiento de algo a veces tan esperado.
Para superarlo, tanto en hombres como en mujeres, es esencial un estilo de vida saludable, buena comunicación en la pareja, evitar el aislamiento social, realizar técnicas de relajación y por supuesto, pedir ayuda cuando se necesite.



Autora: Nieves López-Brea Serrat, Neuropsicóloga infantil
www.psycolab.com

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